Cual reina de la fiesta, la quinceañera necesita de un soberano a la altura de su rol estelar. Así que para ir acorde con nuestro glamoroso look, el chambelán también tiene que lucir impecable.
Aparte de que nos guste o no (a veces nos asignan un primo o alguien que no conocemos mucho), el elegido debe tener buen porte para llevar con distinción su traje y accesorios, entre los que se incluye un presente de recibimiento para nosotras.
No es que sea chapada a la antigua, pero a menos de que la fiesta sea informal nuestro chambelán debería vestirse de terno, con corbata y chaleco incluidos para que cuando llegue el momento de la “rumba” pueda quitarse el saco y verse siempre muy elegante. Asimismo, puede llevar un pañuelo en el hojal para hacer más romántico el baile del vals:
A fin de marcar aún más la elegante diferencia, no estaría nada mal que él use gemelos, que son broches que reemplazan los botones de las mangas de la camisa para dar un aire de exclusividad. Generalmente de oro o de plata (como el modelo que vemos a continuación) y en diseños personalizados, harán que nuestro chambelán brille con luz propia a cada movimiento de la coreografía:
Aunque suene raro decirlo, también hay que pensar en el regalo que nos dará el susodicho a manera de recibimiento. Al igual que en una fiesta de graduación, los corsages son un lindo detalle que deberá llevar en su caja respectiva hasta que sea el momento de bailar y nos lo ponga en la muñeca frente a todos los invitados:
Otra opción más adecuada para un chambelán que además es nuestro novio consiste obsequiarnos un ramo de flores. Se estila que sean quince, según nuestra edad. De preferencia que esté amarrado por un lazo de tela (la misma de nuestro vestido) y que no sea muy grande para que no se le caiga de las manos:
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